Innovación energética para invernaderos - Ingeniería Rural
MAPA 18 Febrero ´08- La innovación consiste básicamente en evitar la dependencia del gas natural como fuente energética por otra no fósil, neutra en emisiones de CO2. En Berlikum (Frisia) se ha presentado el primer cogenerador (WKK) de invernadero que sustituye el empleo de gas natural por biomasa, procedente de la madera; esta madera (2,6 t. por hora) debe cumplir unos requisitos: estar picada, preferentemente húmeda y procedente de restos de poda, no de tala. Los residuos de madera tratada o paja (por arder demasiado deprisa) no sirven. Al final del proceso se obtiene energía calorífica, eléctrica y CO2 igual que con los cogeneradores standard. Lo peculiar de esta nueva instalación es que produce más energía de la que consume. Se emplean 5,7 Mwh en la combustión de la madera y se producen 6,3 Mwh de energía calorífica y 1,1 Mwh de energía eléctrica. Con el calor producido por la central térmica, se calientan en total 11,5 hectáreas en dos invernaderos (de 7,5 + 4 ha) de pimientos. Parte de la energía eléctrica se emplea para la iluminación de los invernaderos y el resto se vende a la red general al precio de mercado (unos 6 cts de euro/Kwh). Por otro lado, de los humos emitidos por la combustión de la madera, previamente filtrados y purificados, se extrae el CO2, que se emplea para forzar el crecimiento de las plantas. En total el balance de CO2 genera eventuales derechos vendibles de emisiones, como fuente adicional de renta. No obstante, el sistema mantiene un cogenerador de gas (aportado por otro socio) en previsión de fallos en la nueva instalación térmica, o para los días de invierno que puedan ser extremadamente fríos y en los que la capacidad calorífica generada no sea suficiente. A lo largo de un año, la instalación nueva se ha mostrado dependiente del calor procedente de la caldera alimentada con gas en un 15%. Los elevados costes de puesta en marcha de la estación ascienden a 5 millones de euros (frente a los 1,5 millones de las centrales WKK térmicas tradicionales de gas) pero el agricultor espera recuperarlos de la propia central en unos cinco años. El ahorro del coste energético es casi del 50%, en función del precio de la madera. Se trata además de un sistema de producción limpio, sin residuos e independiente de las oscilaciones de precios del gas natural. El proyecto ha recibido ayuda financiera del Estado Neerlandés, por un lado, en el marco del plan (MEP) de ayudas por la calidad medioambiental en la producción de energía eléctrica y, por otro, el Ministerio de Asuntos Económicos, subvencionó parte de los costes del desarrollo de la instalación. |
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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