Su convencimiento de que la aplicación y ejecución de los tratados de libre comercio es tanto o más importante que la firma misma de dichos acuerdos, manifestó el senador Andrés Allamand, integrante de la Comisión de Agricultura, quien valoró la suscripción de un TLC con Japón, pero recordó el compromiso del gobierno para revisar la incorporación del sector lácteos en el mercado asiático.
Cabe señalar que Japón y Chile firmaron hoy un acuerdo de libre comercio, el que deberá ser ratificado por ambos Parlamentos durante este año.
El parlamentario recordó que durante las negociaciones previas del TLC con Japón quedó establecido que dicho instrumento no recogió adecuadamente las legítimas aprensiones de los lecheros. De alguna manera, pese a las ventajas que tiene en otras áreas, para el sector lechero y de los quesos, no fue un buen tratado.
Por ello, expresó que durante el debate de este tema quedó sobre la mesa el compromiso gubernamental de reponer las legítimas aspiraciones del sector para futuros ajustes del tratado. Lo importante es que en definitiva tal promesa se materialice.
Explicó que el TLC con Japón contempla, al igual que todos estos instrumentos ajustes, reconsideraciones y evaluaciones en el tiempo. Por eso, en la primera oportunidad, lo que se debiera hacer es volver a repensar cómo se podría garantizar para el sector lácteo, una incorporación, en definitiva y en términos auspiciosos, a un mercado tan importante para el Asia, como el Japón.
Puntualizó que lo importante es que éste es un tema pendiente y debe mantenerse sobre la mesa, porque en materia de comercio internacional hay que tener presente las aspiraciones de los países y de sus sectores productivos.
El senador Allamand precisó que muchas veces los acuerdos no son ni buenos ni malos al momento de firmar. La mayoría de las veces es la ejecución de los tratados, la aplicación de las normativas fitozoosanitarias y la forma de darle expedición la que cuenta, porque en estos casos la letra chica importa.
FIRMA DEL TRATADO
Cabe señalar que los ministros de Relaciones Exteriores de Chile, Alejandro Foxley, y de Japón, Taro Aso, firmaron hoy en Tokio el tratado de libre comercio (TLC) entre ambos países, que incluye capítulos de: Acceso a Mercados, Comercio de Servicios, Servicios Financieros, Inversiones, Medidas Fitosanitarias, Compras Públicas, Barreras Técnicas al Comercio y Entrada Temporal de Personas, entre otros.
El Canciller Foxley explicó que éste acuerdo con Japón contribuirá a incrementar el intercambio comercial de bienes y servicios, y a mejorar el clima de los negocios entre ambos países, permitiendo a los empresarios japoneses y chilenos contar con reglas claras al momento de optar por el destino de sus inversiones
Este TLC con Japón se suma a los acuerdos que Chile ya tiene con la República Popular de China, Corea del Sur, India y el P4 (Nueva Zelandia, Brunei y Singapur), además de la red de tratados que existen con América del Sur.
El acuerdo permitirá ampliar y diversificar las exportaciones chilenas hacia la segunda economía mundial, las que durante el 2006 totalizaron US$ 6.374,10 millones. En la práctica, el acuerdo en el capítulo de Acceso a Mercados con Japón, implicará que más del 70% de las exportaciones chilenas a ese país quedarán con arancel cero una vez que comience a regir el Tratado.
El sector agrícola será uno de los más favorecidos en esta negociación. Un 53% de los envíos agrícolas a Japón quedarán desgravados de inmediato, mientras que otro 35%, gozará de un acceso preferencial, por la vía de cuotas arancelarias, desde el primer día de vigencia del Acuerdo. Es decir, casi el 90% de nuestras exportaciones agropecuarias tendrán arancel cero o una preferencia arancelaria importante para ingresar al mercado japonés.
Por su parte, casi el 90% de las exportaciones japonesas quedará con arancel cero en el mercado chileno. Esto supone un beneficio para los consumidores chilenos y para la economía del país, ya que los bienes de capital, que son claves para la modernización y ampliación de nuestra base productiva, quedarán con liberalización inmediata, al igual que los automóviles y la mayoría de los bienes de consumo final. Los productos intermedios, industriales y más elaborados se desgravarán en diferentes plazos.