Gran parte de estas uvas terminarán siendo bebidas en el país asiático. |
Las importaciones de vino argentino a China se han triplicado en el último año, Chile es ya 5° en el ranking de exportadores, y Uruguay acaba de hacer su primera incursión en el mercado vinícola chino. América Latina exporta ya casi cinco millones de litros anuales al gigante asiático, acaparando un 10% del mercado, por delante de países de gran tradición vinícola como Portugal y Alemania según los últimos datos oficiales dados a conocer por el gobierno chino.
China es el mercado vinícola que más creció en el mundo en 2007, según la última edición del informe: "El Mercado Global de Bebidas: Presente y Futuro" de M. Shanken Communications.
Las catas de vino organizadas por los exportadores están floreciendo en todo el territorio chino.
Mientras que en países como Francia e Italia, el consumo de vino sufre una tendencia a la baja, debido a transformaciones en el estilo de vida en esos países y a los cambios en las regulaciones de la industria, China se ha convertido ya en el 5° consumidor mundial.
Todo tiene un por qué
Pero aunque grande, China es un mercado aún muy joven. Las primeras empresas exportadoras de vinos aparecieron en la década de los '90. A principios del nuevo milenio, coincidiendo con una mayor apertura hacia Occidente, es cuando China empieza a interesarse realmente en el mundo del vino.
El vino se esta empezando a calar en el mercado chino |
Para Alberto Fernández, director general en China de la empresa vinícola española Torres, hubo un factor en concreto que fue el pistoletazo de salida.
"En 1996 el gobierno chino empezó a utilizar el vino tinto en lugar del vino amarillo (bebida tradicional hecha de arroz, trigo o cebada), como bebida oficial del Partido Comunista para mítines y reuniones."
"Con esta medida se trataba de difundir con el ejemplo el mensaje del partido: Promover la utilización del grano para fines alimenticios y no para la destilación de bebidas alcohólicas, lo que ayudaría a revitalizar la economía"
Un mercado diferente
La empresa Torres lleva 29 años produciendo vino en Chile y 11 exportándolo a China junto a vinos argentinos y españoles.
De ayer a hoy hay una gran diferencia. "Cuando empezamos, el equipo era sólo de cuatro personas, hoy somos más de 150", recuerda Alberto Fernández
Más de una década en China le da una visión privilegiada de un mercado que aunque atractivo, es difícil y costoso.
"En Occidente, cualquier vendedor maneja unos 300 clientes. Aquí mi mejor agente comercial controla solo 40 o 50. Esto es debido a que en Occidente el vino se vende solo, aquí si quieres vender vino tienes que educar al cliente.", reconoció Alberto Fernández a BBC Mundo.
"Hay que invertir en catas, cursos de apreciación, entrenamiento de los camareros, y asegurarse de que el vino se almacena de forma adecuada. Cuando aquí abrimos un cliente hay que enseñarle absolutamente todo, desde cómo elegir la botella hasta cómo servirla."
Un futuro prometedor
Pero la característica más atractiva de este mercado no es su consumo actual, sino su potencial de crecimiento. Las empresas vinícolas lo saben y por eso, aunque la inversión sea costosa, es un paso necesario para el futuro.
El vino: conocerlo es quererlo |
En Francia, que es el mayor consumidor mundial de vino, se bebe una media de 52 litros por adulto por año. En China, debido a su multitudinaria población, esta cifra no alcanza aún el medio litro por persona por año.
Además, aunque los chinos no tienen la costumbre de comer con vino como en muchas partes en Occidente y Latinoamérica, tomar una bebida especial con las comidas no es algo a lo que son del todo ajenos, lo cual facilita el incremento del consumo.
Charles Whish, director la empresa vinícola australiana Rosemount Estate, quien conoce el mercado chino de primera mano desde hace 22 años, reconoce que "el maridaje entre vino y comida ellos lo han hecho siempre, pero con diferentes tipos de té en lugar de con diferentes tipos de vino. Así que la costumbre, ya la tienen"
Ventajas y desventajas
Para triunfar en este creciente mercado, los vinos latinoamericanos tienen que luchar contra la fama de los vinos del viejo mundo, en especial los franceses, que fueron los primeros que entraron a China.
A su favor tienen la ventaja de que al poseer un sabor más dulce y suave debido generalmente a ser vinos jóvenes, resultan más atractivos para el nuevo consumidor que los sabores más complejos de los vinos del viejo continente.
Esto, sumado a la bien conocida mentalidad empresarial chilena, al empuje argentino y a la tenacidad uruguaya, deberían formar una ecuación ganadora.
Por ahora, aunque en los bares de Pekín no brinden con un ¡Salud!, su ¡Gam bei! tiene ya acento latino.