La Junta invierte 9,2 millones en la planta de biocombustible que creará 14 empleos
El centro de investigación de Villarejo de Órbigo será pionero en Europa en el desarrollo de carburantes alternativos
La investigación de los bioenergéticos se va a desarrollar desde cuatro grandes áreas
L. URDIALES
REDACCIÓN
El centro de investigación sobre biocarburantes y biocombustibles va a repercutir de forma directa en el desarrollo de cultivos energéticos, en la diversificación de oportunidades para los agricultores y en la utilización como fuente energética de los residuos vegetales. Este es el resumen de propósitos para la instalación de Villarejo de Órbigo que realizó el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que ayer inauguró estas dependencias en las que se llevarán a cabo proyectos de I+D+i relacionados con el sector de los biocombustibles.
En el centro se han invertido 9,2 millones de euros, con financiación procedente de los fondos europeos y autonómicos y ya dispone de una plantilla de 14 trabajadores «como fuente de generación de empleo de alta cualificación», según destacó Juan Vicente Herrera ayer en León, durante el acto inaugural del centro, asentado en el polígono industrial de Villarejo que nació como alternativa al cierre de la industria azucarera en la comarca del Órbigo.
La investigación de los bioenergéticos se va a desarrollar desde cuatro grandes áreas de trabajo: una dedicada a los cultivos energéticos más usuales y los de segunda generación; una planta piloto para buscar materias primas capaces de general bioetanol; un laboratorio dedicado a procesos analíticos y otra dotación experimental en la que se desarrollarán estudios de las etapas del proceso de elaboración del género.
La segunda generación
Especial relevancia van a encontrar en este centro todas las investigaciones y formularios de transformación de productos capaces de generar energía en el ámbito de los denominados biocombustibles de segunda generación, ajenos a la polémica productiva que se ha dado en relación a los cultivos de género alimenticio que se han destinado en los últimos años a elaborar energía. Segunda generación, distinguida en esencia porque su materia prima nunca ha tenido como destino la alimentación, son todos aquellas formas de generación energética sobre plantas que no tienen uso alimentario. Los investigadores del Instituto Tecnológico Agrario trabajarán en este área sobre las aplicaciones posibles con el cardo, la pataca o la jatropha, según dio ayer a conocer la Junta de Castilla y León. Con esos productos se ampliarán perspectivas en torno a la biomasa, el bioetanol o el biodiésel, según los casos. No faltarán las aplicaciones prácticas sobre el aprovechamiento de materias primas para obtener biomasa de origen forestal. La apuesta pionera y la experiencia aún incipiente en Europa sobre este sistema alternativo a los combustibles fósiles, convierten al centro leonés en una referencia de primera línea en España, pero también a nivel continental. Junto al desarrollo y optimización de sistemas para la obtención de bioproductos de segunda generación, en el centro que el ITA gestiona en Villarejo aplicará el mismo formulario de innovación para mejorar los límites conocidos hasta ahora en la obtención de biocombustibles de los cereales, el girasol, colza o remolacha.
«En este centro están nuestras prioridades políticas, con el desarrollo rural, las alternativas a la agricultura y la apuesta por el conocimiento» JUAN VICENTE HERRERA, presidente de la Junta
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