Carlos Fernández Pato es doctor en Biología y desarrolla su trabajo de investigación en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), en Santander. Su dilatada experiencia en el campo de la acuicultura marina comenzó con la cría de nécora, percebe y sepia, para después iniciar estudios sobre mejora y selección genética de rodaballo, desarrollo integral de besugo, así como el diseño de sistemas en instalaciones para el cultivo de las mencionadas especies. Ahora Fernández Pato es el investigador principal del proyecto que aborda el estudio de viabilidad de la cría de anchoa en cautividad, una especie cuya pesca está prohibida en el Cantábrico debido a su escasez.
¿Por qué no se había realizado cría en cautividad de la anchoa hasta este momento?
Por falta de necesidad, quizá. Por eso nos encontramos aún con un tipo de cultivo en fase de inicio, con mucho trabajo por delante. La anchoa, como otras especies, tiene necesidades particulares tanto desde el punto de vista nutricional como ambiental, entre muchas otras. Todavía es pronto para responder con más exactitud.
¿Cuáles son las características específicas del pienso que se elabora en el IEO para su alimentación?
La anchoa en cautividad se alimenta de un pienso que se adapta a los resultados determinados por los análisis bioquímicos, tanto de los ejemplares como del propio pienso. Así se establece una proporción adecuada de ácidos grasos, proteína y vitaminas.
De momento, las anchoas se capturan vivas y se mantienen en cautividad, ¿será posible completar, a corto plazo, su ciclo biológico en estas condiciones?
Éste es el objetivo del proyecto: estudiar la viabilidad de criar anchoa en cautividad sin alterar la calidad nutricional de la especie salvaje.
¿Cuáles son las principales dificultades previstas que tendrán que solventarse?
Además de la puesta en cautividad para que sea manejable desde el punto de vista industrial, constituyen también un reto otros aspectos como la cría larvaria, el alevinaje y un engorde que aporten la calidad precisa.
Respecto a la caracterización genética de la anchoa, ¿cómo influirá su conocimiento en la conservación de la especie?
"El 50% del pescado que se consume en todo el mundo procede de la acuicultura"
Son dos factores que no guardan conexión. En un caso, se identifica a la especie para que pueda relacionarse con su origen, mientras que en la conservación intervienen muchos factores.
¿Serán sus características organolépticas (sabor, grasas, textura...) similares a las de los ejemplares salvajes?
Es otro de los objetivos prioritarios del estudio. Si la calidad no es la adecuada, no se deberá arriesgar un mercado que sí goza de estos beneficios hasta que no se cumpla con esta finalidad.
La ventaja añadida de estas anchoas es que están exentas de parásitos como anisakis, ¿qué medidas se toman para garantizar esta condición? ¿Debería tener el pescado procedente de acuicultura una etiqueta que indique que está "libre de parásitos"?
En este caso, el tipo de alimentación impide que haya parásitos. La posibilidad de contar con una etiqueta es un tema que incumbe a la Administración y a las organizaciones de productores.
¿Es viable una futura repoblación del Cantábrico con anchoas criadas en cautividad? ¿Podría tener este hecho consecuencias negativas?
"La repoblación no es algo deseable, pero puede ser necesario o complementario"
De momento, ni siquiera hay cultivo. En un futuro, ¿por qué no? Aunque hablar de repoblación del Cantábrico, en principio, parece abarcar mucho, pensemos en que sea factible mediante repoblación, siempre que se den las condiciones tróficas adecuadas. Si se hace con los conocimientos adecuados y se respeta la variabilidad genética no tiene porqué tener consecuencias negativas. La repoblación no es algo deseable, pero puede ser necesario o complementario.
Ante el reciente dato del aumento de biomasa de ejemplares jóvenes de anchoas en el Cantábrico, ¿sería este sistema competitivo en el mercado, en el hipotético caso de que una recuperación de la anchoa eliminara las restricciones actuales en su pesca?
En ningún caso. Además, se plantea desde el principio como suministro complementario ante eventuales declives en las capturas.
En un océano cada vez más sobreexplotado, ¿es la acuicultura el futuro de los recursos marinos para alimentación?
"La acuicultura ha de cubrir una buena parte del mercado, dada la demanda cada vez mayor de pescado"
Es un complemento necesario, sin duda. Confío en que los océanos estén cada vez menos sobreexplotados y más racionalmente explotados, pero a pesar de todo, la acuicultura ha de cubrir una buena parte del mercado, dada la demanda cada vez mayor de pescado. Hoy ya supone el 50% del consumo en el mundo.
HACER FRENTE A LA ESCASEZ
La necesidad de encontrar nuevas especies marinas cultivables es indiscutible. La escasez de recursos pesqueros naturales, así como la demanda de pescado, son cada vez mayores y hacen imprescindible la investigación en este campo. Algunas de las especies comercializadas en España ya proceden de este tipo de producción. El rodaballo o la lubina son dos peces muy apreciados cuyo elevado consumo se mantiene gracias a la acuicultura. Otros como la anchoa del Cantábrico, cuya pesca está prohibida por decisión comunitaria debido a su escasez desde 2005, son ahora objeto de estudio.
La iniciativa parte con una ventaja: el centro que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) tiene en Santander cuenta ya con ejemplares de esta especie, capturados en el mar, que viven en cautividad y se alimentan de un pienso elaborado por el Instituto. Estos ejemplares se mantienen con motivo del proyecto nacional que el IEO, el Instituto Vasco de Investigación Marina (AZTI), el Acuario de San Sebastián y la Universidad de Oviedo llevan a cabo para caracterizar genéticamente esta especie.
La anchoa criada en cautividad abastecería a la industria conservera, para asegurar su suministro, y se emplearía como cebo de pesca
El proyecto, que cuenta con la colaboración de la Consejería de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria, se emprende ahora y se desarrollará durante tres años bajo la dirección de Carlos Fernández Pato. El objetivo es estudiar la viabilidad de criar anchoa en cautividad sin alterar la calidad organoléptica y nutricional de la especie salvaje. El estudio incluye una minuciosa analítica de la composición bioquímica de este pescado en estado salvaje para lograr los mismos parámetros en los ejemplares de cultivo.
Esta anchoa abastecería a la industria conservera, para asegurar su suministro, y se emplearía como cebo de pesca. Incluso podría servir en un futuro no muy lejano, siempre que se garantice su variabilidad genética, para repoblar la pesquería del Cantábrico. La anchoa, boquerón o bocarte ("Engraulis encrasicholus") es, con la sardina y el chicharro (jurel), uno de los tres pescados azules más consumidos en España. Además de fresca, esta especie abastece a buena parte de la industria conservera.
La del Cantábrico es una anchoa muy apreciada por su riqueza nutricional y su textura y sabor característicos. Su suministro se ha visto amenazado por una alarmante escasez, a consecuencia de una prolongada sobreexplotación en esta zona, que obligó a prohibir su pesca hace cuatro años. Ahora, y aunque los últimos datos apuntan una recuperación de la biomasa de ejemplares jóvenes, hasta un 33% mayor que cuando se cerró la pesquería en 2005, sólo una futura explotación racional y una producción complementaria, como la que se intenta conseguir desde el IEO, pueden garantizar la estabilidad de la especie.