La preparación de la vendimia 2007 enfrenta muchos obstáculos. Por un lado, lo más probable es que haya mucho más vino del necesario para cubrir el consumo interno del país y la exportación. Por otro, los productores de uvas tienen intenciones de suspender las celebraciones del vino o sabotearlas, pues señalan que no están los tiempos para festejar, debido a la magra situación que vive la producción en este rubro.
Con el inicio de febrero comenzaron los procesos de cosecha, con un precio de la uva que está por los suelos. El pasado viernes 9 de este mes se desarrolló una reunión de negociación de precios en la viña Concha y Toro con la participación de todos los corredores de uva de la zona central del país. En dicha reunión, la viña más grande de Chile estableció sus precios de compra en un piso de 50 pesos para las cepas tinto con denominación de origen -que normalmente se asocia con productos de mayor calidad y considera a los Cabernet, Merlot y Carménère- y de 35 pesos para los genéricos, conocidas como cepas país. Por el lado de los blancos la cosa no estuvo mejor: el Sauvignon Blanc que el 2006 tuvo un piso de 250 a 300 pesos, cayó a 100 pesos, mientras que el Chardonnay bajó de 400 pesos a 125 pesos.
Según una fuente del sector que estuvo presente en la cita, debido al importante peso que tiene Concha y Toro en el mercado, estos valores actúan como referencia para las demás. Luego de aquella cita, otras importantes viñas -como San Pedro- propusieron sus precios de compra, los que aún no se manejan oficialmente en el mercado. No obstante, la fuente consultada indicó que estos serían incluso más bajos que los de Concha y Toro.
Con esta fuerte caída en los precios la situación se torna más que preocupante para los pequeños parceleros productores de uva. El director de la Corporación Chilena del Vino (CCV), Klauss Schröder, precisó que el costo promedio en la zona central varía entre los 100 y los 115 pesos por kilo, con lo que tendrían pérdidas superiores al 50%.
Razones
El complicado panorama del sector se origina en una sobreproducción que se arrastra desde 2006. Según cifras entregadas por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), la producción total de vinos el año pasado marcó una cifra histórica, llegando a 844,9 millones de litros. Esto significó sobrepasar en 7,1% los ya elevados 788,6 millones producidos en 2005.
La entidad oficial asegura que debido a las producciones inusualmente altas de los dos últimos años, el marginal crecimiento de los volúmenes exportados desde 2004 y el estancamiento observado en el consumo nacional, desde 2005 se está produciendo una acumulación de inventarios muy apreciable.
El vino exportado durante 2006 llegó a casi 467 millones de litros, mientras el consumo interno registró una importante disminución y se mantuvo por debajo de los 250 millones de litros, debido principalmente al reemplazo por la cerveza y el pisco.
Para el corredor de uvas, Alejandro Schmidth, la caída en los precios se explica por el importante excedente de 200 millones de litros acumulada entre la cosecha 2006 y 2005. Esta cifra no es menor, pues equivale a poco menos que la cantidad de vino consumida por Chile en un año, recalcó.
De acuerdo con las cifras de la agrupación Wines of Chile -que representa a 90 viñas, incluyendo a Concha y Toro-, los envíos de vinos del país crecieron un 13,4% en 2006, aunque el precio promedio cayó un 3,3% a causa del bajo precio del dólar que se ha mantenido desde fines del 2005. El nivel de las exportaciones fue bastante bueno, pero en términos de rentabilidad el tipo de cambio afecta mucho, dijo Ricardo Letelier, gerente general de Wines of Chile.
Como cualquier otro mercado, el de la uva es regulado por la oferta y la demanda. Pero, en este caso, las grandes viñas son actores muy influyentes y se aprovechan de la precaria condición en que se encuentran los productores. Intentando suplir la disminución de rentabilidad por la venta de vinos y el menor valor exportado, las viñas buscan comprar la materia prima a un valor lo más bajo posible.
Inquietud
Para muchos de los perjudicados, Concha y Toro -que entre enero y septiembre de 2006 obtuvo utilidades por 22,3 millones de dólares- es el principal responsable en la dictaminación de los precios de las cepas y lidera un oligopsonio en la compra de uva; es decir, un mercado dominado por un grupo reducido de consumidores. Según el director de la CCV, la viña Concha y Toro es como el push, ya que dicta los precios y los oficializa, y las otras viñas compran a los mismos valores aprovechando esta interacción para no manchar la imagen de sus empresas. Yo llevo cuarenta años trabajando en este rubro y nunca había visto un escenario tan gris como el actual. Se va a producir un gran problema social, pues van a haber muchas viñas que desaparecerán, en parte serán absorbidas por viñas más grandes, en el mejor de los casos, concluyó.
El 2006 ya se produjo un complicado escenario para los productores de uva, ya que el precio de la cepa tinto fue fijada en 70 pesos como piso, una caída de 50% respecto a 2005. Por esta razón, varios vitivinicultores salieron a protestar por un precio que no alcanzaba a cubrir sus costos.
En cuanto a eventuales manifestaciones para expresar el descontento por la situación, Klauss Schröder indicó que hay quienes tienen intenciones de suspender fiestas de la vendimia, pues señalan que los tiempos no están para celebrar. En tanto, el presidente de la cooperativa Itata Wine, Luis Alberto Amigo, dijo no estar al tanto de posibles movilizaciones, aunque señaló que si los productores de la VII Región se manifiestan, estaremos apoyando cualquier acción. LN