EL ARTE DE COLECCIONAR VINOS
El vino también es patrimonio
FOTOS CORTESÍA
CONCEPCIÓN, Chile.- "Hablamos mucho del reconocimiento a nuestros ingredientes, a la historia de los platillos, pero comúnmente olvidamos la importancia que el vino y todo lo que hay en torno a él significa en la definición de nuestras culturas. A veces lo pasamos por alto o no le ponemos la atención debida. Por ello es importante que instituciones como la Biblioteca Nacional de Chile haya puesto los ojos en el tema. Hace poco me han solicitado que brinde una charla sobre el tema de la uva Carmenere y su evolución en nuestro país desde finales de los 80. Creo que eso es importantísimo. Es una manera de reflexionar sobre el avance de nuestro oficio vinícola, pero también del impacto que esto ha tenido en nuestro proceso como sociedad", advierte el enólogo chileno Philippo Pszczólkowki, en el marco del Concurso Mundial de Bruselas, capítulo Chile, que se realiza hasta el próximo 12 de octubre.
Temas como éste, explica, son estratégicos en el dimensionamiento que Chile puede lograr tanto hacia adentro como al exterior. Hijo de padres polacos, nació en Chile a los dos meses de la llegada de sus progenitores de Inglaterra, en éxodo que habían vivido luego de la ocupación nazi en la tierra de sus ancestros.
"Mi madre me obligaba a hablar en polaco y todas las notas que me dejaba en casa siempre estaban en ese idioma. Constantemente renegué de la obstinación de mis padres por enseñarme polaco y siempre decía que era una de las cosas más absurdas en mi vida. Sin embargo, hace años descubrí todo el sentido de este hecho cuando la Embajada de Chile en Polonia me invitó a dar una conferencia sobre el origen y la evolución de la Carmenere en nuestro país.
"Fue un momento decisivo en mi vida. Por un lado estaban todas mis vivencias y sentimientos como chileno y como impulsor en el desarrollo de esta cepa en Chile, pero también estaba la esencia de mis padres, sus palabras y sus imágenes en torno a la guerra; las historias de mis familiares que murieron en esa época... En fin, al principio no podía hablar. Fue algo muy emotivo ese arranque en Varsovia, ya después, en Cracovia, fue mucho más fácil hablar al respecto, en polaco", dice Pszczólkowki.
MÉXICO EN LA MIRA
Profesor del Departamento de Fruticultura y Enología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha participado por poco más de 30 años en la formación de generaciones de enólogos, muchos de los cuales ahora ocupan roles estratégicos en bodegas nacionales y de otros países.
"No quiero pensar o decir que los que ahora son los más importantes enólogos han salido de mi aula, pero sí estoy consciente de que muchos de ellos andan por diversos rumbos y están realizando una labor muy significativa. Por supuesto es el caso de José Luis Durand, quien está haciendo una tarea muy importante en México.
"Visité el Valle de Guadalupe hace muchos años, a finales de los 80, para conocer las instalaciones de Domecq. Me queda claro que muchas cosas han cambiado desde entonces en México. Algo de lo quedé sumamente impresionado fue el manejo de las cepas italianas en aquellas tierras, y que por lo que tengo entendido siguen proyectando vinos con carácter e identidad propia", indica.
Protagonista en el análisis de la realidad vinícola, es uno de los jueces principales en el certamen vinícola encaminado a reconocer las mejores expresiones actuales de la industria chilena y distinguirlas con las apreciadas medallas emitidas por el Concurso Mundial de Bruselas, un importante referente en el posicionamiento comercial de los vinos a nivel internacional.
"Pienso que ahora, después de más de 20 años, la Carmenere está llegando a su mayoría de edad en el suelo chileno. Creo que son aspectos que debemos reflexionar, tomar muy en cuenta y valorar lo que esto implica, sobre todo en el caso de los jóvenes. Algo que veo en las nuevas generaciones es que antes que nada se antepone el interés por el dinero. Como siempre ocurre, hay gente muy valiosa que debemos encaminar, pero de cualquier modo es importante que veamos más allá de lo económico, que entendamos el valor del vino como patrimonio y parte de nuestra cultura.
"Estamos haciendo cosas espectaculares. De otra manera no entenderíamos que una bodega como Concha y Toro sea la segunda a nivel mundial. Pero también hay bodegas pequeñas que están haciendo importantes esfuerzos. Es fundamental, asimismo, que veamos nuevos horizontes. Me entusiasma, por ejemplo, que alguno de mis alumnos haya decidido emprender la aventura en Bolivia, una tierra que tiene grandísimas opciones y que dará mucho de que hablar en los próximos años", indica.
UNA EXPERIENCIA EXTREMA
En sintonía con ese afán de experimentar y mostrar nuevas perspectivas, Pszczólkowki participa como enólogo en Viña Alta Alcurnia, una bodega ubicada en el Valle de Colchagua donde ha puesto en práctica muchas de sus teorías en el ámbito de mejoramiento del material vegetal.
"Suelo hacer algunos de trabajos de campo con mis alumnos y mostrarles esa bodega y sus viñedos como la realidad de todo lo que he pregonado en el salón de clases; es como si todo lo que he escrito en el pizarrón quedara expuesto en esos campos y entre esos toneles. Somos una sociedad joven en el ámbito de la nueva enología. Pensemos que apenas en 1979 Miguel Torres trajo la primera cuba de acero. Sin embargo, tenemos ya una historia interesante sobre la cual reflexionar: las tendencias, las influencias, las búsquedas.
BRAVO POR LAS MUJERES
La proyección de la vitivinicultura chilena es otro de los aspectos por los que Pszczólkowki ha insistido, junto con otros profesionales del ramo, en el desarrollo de certificaciones que constaten y avalen el conocimiento de auténticos profesionales.
"Estábamos cayendo en posiciones muy cómodas. Por ello nos hemos propuesto que nuestras certificaciones, desde la plataforma de una Asociación, realmente amparen a gente que tiene la capacidad para desenvolverse en la industria vinícola, lo mismo desde el ámbito de los procesos como en el marco de las legislaciones. Queremos gente que domine los temas y que se fortalezca como ser humano y como profesional al obtener dicha certificación.
"Me da mucho gusto la participación que las mujeres están teniendo en la industria vinícola. Hay grupos de estudiantes donde está a la par la asistencia masculina y femenina, pero otros donde incluso ellas superan a los hombres. Siempre tienen mucho que aportar, son muy participativas. Además nos queda claro que su espectro de sensibilidad y apreciación muchas veces nos supera", advierte Philippo Pszczólkowki.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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