El "bio" de los biocombustibles
Marteen Lambretch (*)
(CIPCA).- Últimamente en Bolivia se está discutiendo la utilidad y la oportunidad de invertir en la producción de biocombustibles, sin embargo, es necesario reflexionar acerca de cuán ecológica es su producción como para considerarlos combustibles "bio".
Los biocombustibles más importantes son etanol (hecho de caña y maíz) y biodiesel (proveniente de soya y otras oleaginosas). Estos biocombustibles pueden sustituir gasolina y diesel, o pueden ser mezclados con estos. Los promotores de los biocombustibles ponen énfasis en el carácter ecológico de estos combustibles: son renovables y supuestamente son favorables al medio ambiente y producen menos gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con los combustibles derivados del petróleo.
Últimamente en Bolivia se está discutiendo la utilidad y la oportunidad de invertir en la producción de biocombustibles, sin embargo, es necesario reflexionar acerca de cuán ecológica es su producción como para considerarlos combustibles 'bio'.En muchos países (por ejemplo Brasil, EEUU y algunos de Europa) se han puesto en práctica políticas favorables a los biocombustibles. Ahora, estas prácticas empiezan a tener efecto: más y más productos agrícolas se destinan a la producción de biocombustibles. En consecuencia, la demanda crece y causa precios elevados de estos productos agrícolas en el mercado mundial.
Además, los cultivos utilizados para la producción de biocombustibles también constituyen los primeros eslabones en varias cadenas productivas y en consecuencia los productos finales de estas cadenas igual han subido de precio (por ejemplo la carne, el pan, ). Este proceso es una de las causas, entre otras, de la subida del precio de la canasta familiar boliviana. Para los productores, obviamente, los precios altos son una bendición. En cambio, para los consumidores los precios altos pueden ocasionar problemas económicos (sobre todo para la población urbana de escasos recursos).
Según un informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recién publicado (Biofuels: is the cure worse than the disease?, http://www.oecd.org/dataoecd/33/41/39276978.pdf), el potencial para los biocombustibles es limitado: se calculó que hasta 2050 solamente el 13 % de la demanda mundial de combustible líquido podrá ser c! ubierta por biocombustibles. La oferta de los biocombustibles ni siquiera bastará para disminuir la cantidad de combustible fósil consumida, porque se proyecta un crecimiento más alto que el 13 % en el consumo de combustibles líquidos hasta 2050.
Supuestamente los biocombustibles aportan en la reducción de la emisión de GEI, pero casi siempre se olvida que para producir biocombustibles se utiliza combustibles fósiles (diesel para maquinaria y transporte de productos, producción de insumos, etc.). Y se olvida también que la expansión de la frontera agrícola (causada por la demanda creciente de productos agrícolas) no reduce la emisión de GEI. Por el contrario, el bosque es una reserva de carbón y la conversión en tierra cultivada libera este carbón en forma de CO2 (el GEI más importante).
Hay que considerar también que los insumos para los biocombustibles mayormente son producidos por una agricultura agroindustrial. Este tipo de agricultura, con sus grandes superficies ininterrumpidas de monocultivos, el uso indiscriminado de agroquímicos y la explotación excesiva de la fertilidad de los suelos causa contaminación de agua (con pesticidas), erosión de suelos, contaminación del aire (cuando se aplica el chaqueo) y pérdida de biodiversidad.
Queda claro que el 'bio' en 'biocombustibles' por ahora, se debe poner entre comillas, o incluso entre signos de interrogación. Entonces, no se puede justificar y adoptar políticas de promoción y de apoyo para los biocombustibles basándose en argumentos ecológicos, ni en los países industrializados (donde quieren utilizar los biocombustibles) ni en los países en vía de desarrollo (donde quieren producir los biocombustibles, como por ejemplo Bolivia).
Para que se catalogue como 'bio! ' a los biocombustibles, es necesario cultivar en suelos degradados y pobres no aptos para la producción de alimentos (los llamados 'biocombustibles de segunda generación'). Así se evita la elevación de precios de productos alimentarios y se evita la deforestación. Un sistema de certificación internacional podría garantizar la sostenibilidad de las prácticas agrícolas utilizadas para la producción de la materia prima de los biocombustibles.
Mejor sería dejar la pista de los biocombustibles ya que se demostró que no son favorables al medio ambiente y que nunca van a poder sustituir los combustibles fósiles. La solución la ofrece la tecnología independiente de combustibles líquidos (como energía solar y energía del viento), porque no emiten GEI, no ocupan tierra valiosa y no hacen subir los precios de los productos alimentarios.(*) El autor es economista de CIPCA Santa Cruz
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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1 comentario:
Well said.
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