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La actividad agropecuaria es la actividad productiva más antigua de la humanidad; este simple hecho implica que es el sector que ha experimentado el mayor número de políticas públicas.

miércoles, agosto 08, 2007

CAMBIO-CLIMÁTICO:

CAMBIO-CLIMÁTICO:
Automotrices pisan el acelerador en la UE
Por David Cronin

BRUSELAS, ago (IPS) - El Parlamento Europeo evaluará durante los próximos meses una propuesta para limitar la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por los vehículos que circulan por las calles y rutas del mercado común.

Si la experiencia acumulada hasta ahora sirve de algo, se puede predecir que los eurodiputados serán el blanco de un intenso cabildeo de la industria automotriz, determinada a hacer naufragar un plan que puede resultar clave para combatir el cambio climático pero que consideran demasiado costoso por la reconversión tecnológica que requiere.

Apenas vuelvan de sus vacaciones de verano (boreal), los miembros de la Comisión de Ambiente retomarán el debate sobre una iniciativa que propone reducir la proporción de dióxido de carbono emitido por los vehículos a 120 gramos por kilómetro.

Este ha sido un objetivo de la Unión Europea (UE) desde 1996. Sin embargo, el comité ambiental del parlamento sugirió en junio postergar hasta 2015 la fecha de puesta en práctica de esa política de reducción de emisiones.

El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero, cuya acumulación atmosférica está causando el recalentamiento global, estiman la mayoría de los científicos.

Otra comisión del Parlamento Europeo, dedicada a la industria, había propuesto 2012 como fecha límite para implementar el plan.

Aunque a los eurodiputados les agrada describirse a sí mismos como defensores del ambiente, algunos de ellos han repetido casi textualmente los argumentos esgrimidos por los representantes de la industria automotriz.

El parlamento cuenta con un grupo multipartidario llamado Foro del Automóvil y la Sociedad. Uno de sus miembros más activos, el diputado liberal alemán Jorgo Chatzimarkakis, no ocultó su deseo de suavizar la propuesta que fija el límite de 120 gramos de emisiones por kilómetro.

"No debemos desmantelar completamente este plan, pero tenemos que encontrar una forma de proteger tanto al ambiente como a la industria automotriz", afirmó.

Las empresas alemanas ya se habían anotado una importante victoria meses atrás.

La Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque de 27 países, había indicado su voluntad de imponer el cumplimiento obligatorio de la meta de 120 gramos por kilómetro. Sin embargo, en febrero, recomendó un objetivo menos ambicioso: 130 gramos.

La Comisión sugirió que la propuesta original se alcanzaría finalmente a través de medidas adicionales, que las automotrices podrían adoptar de manera voluntaria, no compulsiva.

El cambio se produjo luego de una campaña conjunta de las compañías alemanas BMW, Volkswagen y DaimlerChrysler. Esta última anunció que la meta original le haría imposible continuar produciendo automóviles de lujo. En consecuencia, dijo, se perderían 65.000 empleos.

Los ambientalistas consideraron que no era más que una táctica alarmista.

"Parece existir consenso acerca de que todo lo que es bueno para el ambiente es malo para la industria", dijo a IPS el director de la Federación Europea del Transporte y el Ambiente, Jos Dings.

"La razón es que la industria automotriz ha hecho mucho ruido sobre este tema. Puede transmitir su mensaje alto y claro, mientras los fabricantes de partes y quienes se beneficiarían con reglas más estrictas han sido forzados a permanecer relativamente en silencio", agregó.

"Es un fenómeno que vemos constantemente. A los únicos que se escucha es a quienes ven las regulaciones como una amenaza, no a aquéllos que las consideran beneficiosas. Esto distorsiona enormemente el debate", remarcó Dings.

El Observatorio Empresario Europeo, una organización que se dedica al estudio del poder que la industria ejerce sobre quienes toman las decisiones políticas, estima que las empresas automotrices tienen al menos 70 personas trabajando a tiempo completo como cabilderos en las instituciones de la UE con sede en Bruselas.

Esa cifra no incluye a los diversos grupos vinculados con el abastecimiento, distribución y ventas, que también tienen su sede en esta capital.

En contraposición, el número de especialistas en transporte de organizaciones no gubernamentales no llega a los dos dígitos. Greenpeace, quizás la entidad de defensa del ambiente más conocida en Europa, no cuenta con un solo experto en este campo en su sede de Bruselas, aunque según su portavoz está a punto de contratar a uno.

La industria del automóvil, gracias a su amplia disponibilidad de recursos, también ha recurrido al auxilio de firmas especializadas en relaciones públicas.

WeberShandwick, una de las más importantes en Bruselas, ha sido contratada por DaimlerChrysler, Renault y Volkswagen. Otras firmas con clientes de la industria automotriz son Cabinet Stewart, Burson Marsteller, Arpi, Athenora y Clan Public Affairs.

Pero la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por su sigla en francés), niega que pueda influenciar a los políticos y funcionarios con más éxito que los ambientalistas.

"Es un error pensar que ejercemos más influencia que otros", argumentó el portavoz de ACEA, Sigrid de Vries. "En materia de cambio climático, los ambientalistas tienen una influencia considerable sobre la opinión pública. Esta no es una pelea de David contra Goliat", afirmó.

Las automotrices deben recorrer un largo camino para llegar a las metas de reducción de emisiones actualmente en discusión.

La Federación Europea del Transporte y el Ambiente calculó que en 2005 sólo Fiat llegó a reducirlas a 139 gramos por kilómetro, la marca que la UE había fijado para 2008.

Aunque Citroen y Renault están haciendo progresos para alcanzar las metas, Audi, BMW y Volkswagen marchan a una velocidad decididamente más lenta.

El desempeño de las automotrices de los países de la UE con la mejor reputación en materia ambiental también deja mucho que desear.

En 2004, las emisiones promedio de dióxido de carbono en las 15 naciones que formaban entonces parte de la UE eran de 163 gramos por kilómetro. En Suecia, sin embargo, llegaban a 196 gramos en promedio.

Alrededor de 40 por ciento de la fabricación de automóviles de Suecia se concentra en sólo dos firmas: Saab y Volvo. Esta última se muestra especialmente activa en Bruselas, tentando a legisladores y funcionarios para asistir a los encuentros que patrocina.

Varios eurodiputados serán oradores en el Foro Europeo del Transporte, que se realizará entre el 18 y 19 de septiembre financiado por Volvo.

Karim Harris, de la Red Europea de Acción sobre el Clima, estimó que este tipo de encuentro es positivo, ya que señalan la disposición de la industria para abrirse al debate.

"La actitud de las automotrices ha sido contradictoria en algunos aspectos", comentó a IPS.

"En general, han reconocido que se deben tomar medidas para un uso más eficiente de la energía. Pero cuando llega el momento de definir leyes al respecto, han pisado el freno de manera vigorosa, dejando en claro que no desean medidas demasiado ambiciosas", agregó Harris.

"No hemos visto todavía el cambio de actitud que nos hubiera gustado. Pero no creemos que esto sea razón para no sentarnos a la mesa con nuestros 'enemigos'. Hacemos un esfuerzo para dialogar con la industria y la experiencia indica que los cabilderos de las automotrices no son abiertamente hostiles", explicó.

"Algunos de ellos son concientes que la marea está cambiando", concluyó Harris, "y no necesariamente en su favor". (FIN/2007)

Saludos
Rodrigo González Fernández
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