En estado de alarma se encuentra el sector agrícola, por los preocupantes niveles a que ha llegado el valor del dólar en los últimos días, cotizándose por debajo de los $520.
"Ésta es una pésima noticia, especialmente para aquellos exportadores que recién terminan la temporada de producción y comienzan a recibir sus liquidaciones de exportación", dijo hoy (jueves) el titular de la Sociedad Nacional de Agricultura, Luis Schmidt.
Los retornos de las exportaciones se jibarizan al cambiarlos a pesos con caídas de entre 30% y 40%- y cada vez resulta más caro producir, manteniendo los mismos niveles de "eficiencia" de antes. Esto, porque los costos se han incrementado muy por sobre el promedio de los precios internos.
En los últimos cuatro años, el precio de la energía ha crecido en un 79%, el petróleo diesel en un 69%, la gasolina en un 80%, fertilizantes claves como la urea han aumentado de precio en más de 60% y el costo de la mano de obra ha crecido en un 24%, mientras el IPC lo ha hecho en 10,7%.
Con los ingresos cayendo por sobre 30% y los costos aumentando entre 25% y 80%, los márgenes del negocio se han reducido hasta desaparecer y, en muchos casos, se han vuelto negativos. Algunos negocios están generando pérdidas y "la situación se volverá insostenible de mantenerse el tipo de cambio en torno a los $520", agregó Schmidt.
¿La solución es refugiarse en otras monedas? Aunque esto pudiera ser cierto para algunos casos puntuales, no refleja la situación de la gran mayoría de los exportadores. Cambiarse de mercados en el exterior no fácil, abrir nuevos mercados toma tiempo y debe formalizarse a través de contratos por temporada. Por otra parte, el "mercado" fija los precios al productor en dólares y les paga en dólares. Por todo lo anterior, para los productores no es factible esta opción en el corto plazo.
GRAVES CONSECUENCIAS
De mantenerse el escenario actual, las consecuencias para la actividad agrícola son serias y para muchos productores pueden llegar a ser definitivas:
1. Aumento del nivel de endeudamiento, pudiendo llegar a comprometer la viabilidad definitiva de la actividad.
2. Pérdida del capital invertido en plantaciones, para quienes no logren ajustarse a una eventual permanencia del dólar en el mediano plazo a los niveles actuales, recuperando la competitividad perdida.
3. Paralización de las inversiones para renovación, ampliación o reconversión hacia nuevas plantaciones. Este escenario es especialmente válido para frutas y vinos, lo que compromete el potencial de crecimiento futuro de estos rubros. En la mayoría de los casos, las plantaciones toman unos tres años en entrar en producción y están rindiendo plenamente al cabo de cinco años.
4. Pérdida de empleos en la agricultura, con el consecuente costo social de la desocupación. Los rubros que están en mayor riego son las frutas y los vinos, que son actividades intensivas en empleo, particularmente durante los períodos de cosecha.
Las últimas estadísticas del INE indican que hace apenas dos años la agricultura venía creando unos 35.000 empleos por año, situación que se ha revertido dramáticamente en el último año: a fines de 2006 la agricultura había perdido casi 70.000 puestos de trabajo.
5. Negativos efectos sobre el nivel de vida de las familias en regiones, en especial de los más pobres. Entre la IV y X regiones se genera el 82% del PIB agrícola y en ellas vive el 64% de los pobres del país. De esta manera las pérdidas de empleos agrícolas están afectando directamente a las familias más pobres.
PROPUESTAS CONCRETAS
Las perspectivas para este año no son alentadoras para la agricultura de exportación y sustituidora de importaciones. Según especialistas, el precio del cobre se mantendrá por sobre los US$ 3, al igual que otros commodities. Además, persistirán por el resto del año las condiciones de tasas de interés que continuarán ejerciendo presión a la baja del dólar.
Por ello, es urgente que las autoridades profundicen las medidas de manejo fiscal que eviten una mayor apreciación de nuestra moneda, al mismo tiempo que adopten un conjunto de medidas para mejorar la competitividad de la agricultura.
Medidas para frenar la caída del dólar y defender el tipo de cambio en el largo plazo
1. Que el Ministro de Hacienda invierta el 100% de los excedentes fiscales en dólares en el exterior y arbitre las medidas para evitar en lo posible la liquidación de dólares en el mercado local.
2. Que la Presidente de la República le ponga extrema urgencia a la tramitación de la reforma que aumenta los límites de inversión de las AFPs en el exterior, para terminar con el corralito de las AFP, que además está perjudicando los ahorros previsionales de todos los trabajadores chilenos.
Decálogo de la competitividad
1. Dar la máxima prioridad a una agresiva Campaña de Imagen país en el exterior, que permita recuperar para nuestros productores las diferenciales de precios que se pierden por el hecho de ser desconocidos en los mercados mundiales. (nuestras estimaciones indican que el país pierde más de 800 millones de dólares por año por esta causa).
2. Aumentar los recursos públicos destinados al fomento de las exportaciones, desarrollando una agresiva estrategia en los mercados internacionales con productos emergentes. Chile invierte en promoción menos del 0,5% de las exportaciones agropecuarias, en tanto nuestros competidores sextuplican este esfuerzo (Australia por ejemplo invierte 3,3%).
3. Medidas urgentes de protección ante la competencia desleal, mediante mecanismos de respuesta rápida frente a las políticas comerciales de Argentina. En particular, resguardar las señales de largo plazo de las bandas de precios con medidas sustitutivas para el trigo considerando el fallo adverso de la OMC (entre otros, una nueva ley de salvaguardias 4+4).
4. Acelerar la gestión de oportunidades que representan los TLCs ya suscritos, promoviendo las oportunidades que hoy no se están aprovechando y reabriendo las negociaciones en los casos en que se han agotado las ventajas iniciales. Por ejemplo: negociar una ampliación de las cuotas de carnes, frutas y lácteos en el TLC con la Unión Europea.
5. Poner en marcha un Plan Especial de incentivos a la competitividad de las pequeñas y medianas empresas, para mejorar las oportunidades de educación y capacitación del recurso humano, la innovación, la asociatividad y una mejor inserción en los mercados externos.
6. Adoptar las medidas necesarias para evitar castigar a la actividad agrícola y agroindustrial con tarifas eléctricas en horas punta.
7. Poner en marcha un programa de mejoramiento de la infraestructura y las comunicaciones en las regiones, que asegure una amplia conectividad de las actividades agrícolas con los centros de servicios. Al mismo tiempo, perfeccionar las normas ambientales para proteger los recursos naturales, en particular el recurso agua a través de la protección de los glaciares, que constituyen nuestra principal reserva de agua dulce.
8. Simplificar las normas y procedimientos relacionados con los procesos de exportación, en especial las certificaciones sanitarias. En Chile los trámites de exportación tardan en promedio 23 días mientras nuestros competidores invierten la mitad del tiempo y mucho menos papeleo.
9. Cambiar la tributación de las Pymes agrícolas sobre base de utilidades distribuidas y eliminar el impuesto de timbres y estampillas a las pequeñas y medianas empresas agrícolas.
10. Mejorar el acceso de los productores agrícolas al mercado financiero, diversificando los instrumentos financieros, promoviendo la agricultura de contratos, perfeccionando y profundizando las alternativas de seguros (climáticos, de precios, cambiarios, etc.).
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