| El Estado es dueño prácticamente de un tercio de las tierras del territorio nacional, y por otro lado, una de las limitantes más serias para el desarrollo de energías alternativas, como los biocombustibles, es la escasez de terrenos aptos para ello. En ese plano se enmarca una iniciativa que el Ministerio de Bienes Nacionales ejecuta en Chacalluta, en la Región de Tarapacá. El Ejecutivo está analizando la posibilidad de implementar un amplio programa de desarrollo de biocombustibles en terrenos fiscales, para lo cual ya desarrolla una experiencia piloto en la zona fronteriza con Perú, en la Primera Región. Hace tiempo que se estaba analizando cómo hacer un aporte desde el punto de vista de los bienes fiscales a las necesidades energéticas del país, apremiado en lo inmediato por la escasez de gas natural desde Argentina, considerando que el Fisco es dueño, a través del Ministerio de Bienes Nacionales, de un porcentaje muy relevante de los terrenos con capacidad productiva del país. El Estado es propietario prácticamente de un tercio de los tierras comprendidas en el territorio nacional y, por otro lado, una de las limitantes más serias para el desarrollo de energías alternativas, como los biocombustibles, es la escasez de terrenos aptos para el efecto. La idea del modelo, según fuentes de la cartera, es que el Fisco coloque los terrenos bajo algún sistema de concesión o arriendo (éste ultimo bastante usado, entre privados, en la agricultura), mientras que el privado desarrolla la actividad agrícola necesaria para la generación de biocombustibles (en base a raps u otros cultivos). Si bien la propuesta ha generado algunos cuestionamientos en su viabilidad económica, pues sólo sería rentable con un alto precio del petróleo, avanzó en términos institucionales en forma importante luego de un acuerdo entre las carteras de Minería y Hacienda para definir una marco tributario para el desarrollo de estas energías alternativas. Proyecto piloto La idea ya ha comenzado a materializarse en la zona norte del país. Allí unas 1.700 hectáreas de terrenos fiscales, en el sector de Chacalluta, camino hacia la frontera con Perú, en Arica, fueron analizadas desde el punto de vista de su potencial de desarrollo agrícola, para efectos de cultivos que puedan ser susceptibles de convertirse en biocombustibles. En el análisis, se determinó que al menos 600 hectáreas tienen ese potencial, dijo el encargado del proyecto en la zona, por parte del Ministerio de Bienes Nacionales, Osvaldo Abdala. El funcionario cuenta que ya se han desarrollado una serie de conversaciones con actores públicos y privados, entre los que se cuentan las principales universidades locales (Facultades de Agronomía e Ingeniería de la Universidad de Tarapacá) y la empresa sanitaria Aguas del Altiplano, para efectos de afinar los contenidos del proyecto. Se estima que en marzo ya podrían realizarse algunas compras de semillas de un arbusto muy resistente a las condiciones climáticas de la zona, la jatropha, apto para la generación de biocombustibles y sobre el cual se han realizado también algunos contactos con entidades técnicas y académicas peruanas, que ha aportado su experiencia al respecto, destaca Abdala. "La ministra (de Bienes Nacionales) Romy Schmidt, ha dado instrucciones a su equipo de asesores y a las autoridades regionales y provinciales para ponernos a trabajar en este tema, con dos objetivos centrales: desatar en la provincia de Arica-Parinacota un proceso de desarrollo económico y, por otro lado, contribuir a la política de diversificación de energías que está impulsando la Presidenta", afirma Abdala. La incipiente industria del ‘oro verde‘ en Latinoamérica se ha especializado por cultivos como la soja, raps y la caña de azúcar, entre otros pocos. Mientras que la jatropha se ha consolidado como una alternativa energética en Israel, y ya comienza a ser sondeada en Egipto, India y Madagascar. La jatropha es de color verde, y posee semillas con la forma de una nuez, aunque un poco más pequeñas, las que al momento de alcanzar un nivel de maduración pueden entregar hasta un 40% de aceite de cada una de ellas. Teniendo en cuenta el alza de los precios del petróleo, la empresa automovilística Daimler-Chrysler ya ha comenzado pruebas con este arbusto, una iniciativa europea que ya tiene un antecedente en carburantes naturales, la "colza", pero lamentablemente mucho menos resistente que la jatropha. Según los especialistas, el secreto que hace a la jatropha resistente a todo es su veneno. Al mismo tiempo, en lugares desérticos es capaz de crecer en absoluta abundancia, a pesar de temperaturas sobre 40 grados y más de ocho meses sin una gota de lluvia. No es primera vez que este cultivo es mencionado como fuente de biocombustibles por inversionistas interesados en su explotación. Hace algunos meses una delegación israelí recorrió territorios en la zona de Diego de Almagro, en la Tercera Región, con la idea de desarrollar un proyecto para un potencial de 100 mil hectáreas de jatropha. También desarrollo agrícola A pesar de la poca agua que estos cultivos necesitan para sobrevivir, la idea del proyecto, dice Abdala, es que junto con los cultivos asociados al biocombustible, también se ejecute una zona de desarrollo agrícola propiamente tal, para lo cual la empresa sanitaria local buscaría aportar un flujo de aguas servidas, susceptibles de tratamiento. La figura sería la concesión del terreno fiscal, como la que la cartera de Bienes Nacionales implementa en muchas zonas del país, pero básicamente para el impulso de proyectos productivo-turísticos. Y el objetivo es que esta iniciativa sea "emblemática" en materia de biocombustibles, a fin de replicarla como modelo en otras zonas del país. Si la propuesta resulta exitosa en el extremo norte, con mayor razón lo sería en otras zonas del país que poseen más aptitud agrícola, como el centro o sur del país, donde otros cultivos, como el trigo, raps, el maíz y la remolacha, han sido citados como posibles fuentes de biocombustibles. Varios privados importantes, como Iansa en lo nacional y Petrobras, en lo internacional, han estado mirando las potencialidades de este negocio en Chile. En lo institucional el año pasado, se creó un grupo de trabajo constituido por el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Transportes, la Conama, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y la Comisión Nacional de Energía, para analizar las especificaciones que debiese tener este tipo de combustibles en el país, las normas de calidad y su impacto en la agricultura, la disponibilidad de tierras y la sustentabilidad. Empresas como Iansa y ENAP iniciaron en marzo del año pasado estudios de factibilidad técnica y económica para la generación de biocombustible. La idea es que a partir de cultivos como el maíz, el trigo y los raps, se pueda producir etanol y biodiésel. Dada la enorme extensión de los terrenos fiscales potencialmente aptos para este tipo de cultivos, la experiencia de la zona norte resulta clave, para la rápida expansión de la iniciativa en el resto del país. bienes nacionales, biocombustibles | 
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