el arte de coleccionar el vino
Que no falte el vino
Que no falte el vino: Carménère, el vino de Chile
Periodista La historia de la cepa carménère me encanta contarla. Tiene una historia muy curiosa en el desarrollo de los vinos del mundo y especialmente en el de los vinos de mi país.
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El carménère es una variedad de uva que originalmente se cultivó en la región de Médoc en Burdeos, Francia. Generalmente, se usaba para producir vinos tintos intensos y solía mezclase con otros, tal cual se hace ahora por ejemplo, con el Petit Verdot.
Sin embargo, la incipiente gloria de esa uva se vio drásticamente interrumpida a partir de 1860. Los viñedos franceses fueron atacados por la filoxera, insecto diminuto que afectó la raíz y las hojas chupando la savia de las plantas.
En pocos años, esa plaga extinguió la cepa de todas las viñas francesas y europeas en general, las cuales paulatinamente comenzaron a reemplazarla por otras menos sensibles como el merlot.
Sin embargo, en la misma época, algunos visionarios sacaron de Francia cepas nobles para iniciar la vitivinicultura en países como Chile. Sin saberlo, esos hombres y mujeres empezaban a escribir el prólogo de una curiosa historia.
Entre las tintas, la principal fue la cabernet sauvignon, la que fue explotada como tal durante más de 50 años en el país suramericano.
En los años 70, alguien analizó los cabernet existentes en Chile y descubrió, dejando sorprendidos a los viticultores, que lo que ellos consideraban cabernet, estaba mezclado con otra cepa, también de origen francés que hoy conocemos como merlot.
Esto explica, en cierta medida, la violenta aparición de los vinos merlot en Chile, que se produjo a fines de los años 80. Pero, esto no fue todo.
En 1994, el enólogo francés Jean-Michel Boursiquot advirtió que algunas parras de merlot plantadas en los valles chilenos, tardaban más en madurar. Tras acuciosos estudios, se concluyó que se trataba de la antigua variedad de Bordeaux, carménère.
De esa forma, la cepa que se pensaba extinta, era redescubierta.
Aunque podemos decir que aún estamos aprendiendo de esa cepa, hasta el momento, los terruños chilenas han mostrado las mejores características para su cultivo.
En la actualidad, las empresas vitivinícolas chilenas invierten fuertemente en esta cepa con el propósito de crear una identidad propia para el vino chileno basándose en el carménère, siguiendo el ejemplo de las empresas australianas y el syrah.
En general, los mercados internacionales siempre están a la búsqueda de productos novedosos y el carménère cumple con eso.
Aunque el cabernet sauvignon es considerada la cepa número uno entre los tintos, no es menos cierto que la producen más de 40 países; por eso, al igual que el syrah tiene sello de Australia o el malbec patente argentina, el carménère se ha convertido en el vino de Chile.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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