(La Tercera) Chile cumplirá con su compromiso de reducir en 20% las emisiones de efecto invernadero a 2020. Así de claro y sin ambigüedades contesta la ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, al ser consultada por esta obligación que tomó Chile en 2009, en el gobierno de Michelle Bachelet. La pregunta viene a raíz de las declaraciones que en mayo emitió en Madrid, donde indicó que el compromiso de Chile de bajar emisiones fue por "la emoción del momento". El actual gobierno ha estado trabajando en identificar la forma en que se cumplirá esa promesa adoptada en Copenhague y ha estado realizando un análisis tanto de la información sobre la reducción de emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), como también del costo que tendrá su aplicación. Tal información debería estar en el segundo semestre, sostiene Benítez en la presente entrevista que contestó por escrito. ¿Se mantiene el compromiso de Chile de rebajar en 20% sus emisiones contaminantes al 2020?
Nunca ha estado en duda que Chile cumplirá su compromiso. De hecho fue este gobierno quien ratificó el compromiso asumido en Copenhague durante la administración anterior, el año 2009. El compromiso voluntario de Chile fue reducir 20% de las emisiones al año 2020, pero ese compromiso no fue ratificado ante la Convención Marco de las Naciones Unidas y tampoco se estableció un año base. Durante este gobierno se diseñó y empezó a ejecutar el proyecto MAPS, iniciativa que permite generar, analizar y validar la información, además de hacer modelaciones e investigar sobre las trayectorias de emisiones de GEI en el país desde el 2007. Este proyecto también identifica diversas medidas para la mitigación de las emisiones que sean compatibles con las estrategias nacionales de desarrollo, y propone posibles acciones de política pública y privada que permitan avanzar en el compromiso internacional de reducir las emisiones del país. Esta iniciativa está integrada por siete ministerios, además de especialistas de distintos sectores de la economía nacional, y cuenta con el apoyo internacional de profesionales que han desarrollado acciones similares en países en desarrollo. Chile es de los pocos países de la región con una economía "en camino al desarrollo" que ha mostrado niveles serios de ambición, lo que se traduce en el reconocimiento de sus acciones y esfuerzos y la apertura hacia mercados internacionales. ¿Este compromiso responde a la noción de que el CO2 es el responsable del calentamiento global? ¿No han considerado todos los antecedentes que rebaten esa idea?
En su Cuarto Informe de Evaluación de 2007, el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) asevera, con una certeza de más del 90%, que el hombre es el causante del aumento constatado de emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, y que ello -ligado a un aumento de la temperatura promedio mundial de 0.74 °C medida entre los años 1906 y 2005- ha tenido una incidencia directa en los cambios observados en muchos sistemas físicos y biológicos, desde comienzos de los 70. Dichas emisiones seguirán aumentando en las próximas décadas, de continuarse las políticas actuales de mitigación de cambio climático y las prácticas de desarrollo sustentable relacionadas. Se debe, por tanto, realizar un esfuerzo considerable para reducir la concentración de estos gases en la atmósfera, de modo de estabilizar su concentración a un nivel que cause el menor impacto posible. Chile ha respondido a esta necesidad de mitigar el aumento de GEI con su compromiso voluntario nacional. Según el National Climatic Data Center, Nasa, la temperatura promedio global no ha estado estable en los últimos 15 años, sino que tres bases de datos demuestran una tendencia de calentamiento entre 1998 y 2007.
¿Cuáles son los costos para el país de asumir este compromiso?
Es parte de MAPS definir el impacto de las medidas de mitigación para un número de variables económicas: costos de inversión y de operación, empleo, barreras de implementación, equidad y distribución de impactos, por ejemplo. Para esto se está trabajando con modelación macroeconómica, en conjunto con expertos del Ministerio de Hacienda y de un centro de estudios polaco. ¿En qué etapa del proceso incluirán a los sectores productivos nacionales que ya han mostrado su preocupación por estos costos asociados?
El proyecto MAPS-Chile contempla una fase de evaluación de medidas de mitigación (tanto del sector público como privado) y sus impactos en diferentes variables: ambientales, económicas, sociales. Este análisis en MAPS se ha comenzado a realizar en mayo y se contempla que esté finalizado el segundo semestre. Los sectores productivos que se analizarán son: generación de energía, transporte, minería, agricultura, silvicultura. Además de consultores encargados del análisis de las medidas de mitigación y sus costos asociados, hay expertos de todos estos sectores participando en MAPS para realizar un proceso de alta calidad. ¿Alcanzarán a medir ustedes esos costos o será tarea del próximo gobierno?
Se contempla contar con un análisis de costos durante el segundo semestre de este año. También se utilizará un modelo dinámico estocástico de equilibrio general para evaluar conjuntos de medidas. Este modelo permitirá estimar impactos en variables macroeconómicas y sociales como PIB, generación de empleo y distribución de ingresos y costos (equidad). En otros países, donde también se están desarrollando proyectos MAPS, como Colombia, Perú o Brasil, se están haciendo análisis muy similares a los chilenos. Es una preocupación compartida la de preparar las herramientas adecuadas de análisis para la negociación internacional que viene. ¿Cómo sigue el proceso a futuro?
Ya está concluyendo la primera fase del proyecto MAPS, con información suficiente para que el gobierno comunique cuál será su línea base de emisiones para el período 2007-2020, que son precisamente los antecedentes necesarios para sistematizar cuantas emisiones de gases de efecto invernadero se habrían producido en el país en ausencia de acciones de mitigación específicas en ese período, lo que se llama el "Business-as-usual". ¿Qué está haciendo el resto de los países en comparación con Chile?
Chile ya ha realizado acciones de mitigación relevantes en los últimos años, a través de los ministerios de Agricultura, Energía, Agencia Chilena de Eficiencia Energética, por ejemplo. Aún no existe un sistema homogéneo de compromisos de los países desarrollados y en desarrollo, pero para eso se está trabajando en la negociación internacional. Actualmente, nuestro país está midiendo la magnitud del esfuerzo de mitigación ya realizado y el que está pendiente, evaluando cuáles son las implicancias de acciones adicionales de mitigación a través del proyecto MAPS-Chile. También es importante recalcar que a través de este esfuerzo de modelación de emisiones y su cuantificación, Chile está realizando NAMA en distintos sectores de la economía, que son acciones nacionales apropiadas de mitigación, situándonos como uno de los países líderes en este ámbito, así como lo ha sido en los bonos de carbono a nivel mundial. ¿Por qué lo ven como algo tan relevante?
Es importante, porque siguiendo los acuerdos de la reunión de Doha 2012, lo que se convenga el año 2015 -y para eso se están preparando los países- será el compromiso que regirá a partir del año 2020. El IPCC y Naciones Unidas indican que dilatar esfuerzos en estos años tendrá implicancias en la contención del problema del cambio climático para las próximas décadas. ¿Y qué pasa con los países desarrollados que son los más contaminantes?
Los mayores emisores del planeta son China y EEUU. La buena noticia es que ellos se han comprometido a trabajar para abordar sus acciones de mitigación. Esto es complementario a la labor permanente de las Naciones Unidas en que participa Chile. ¿Qué debiera ocurrir en las próximas reuniones internacionales?
Este año y el próximo trabajaremos la forma del compromiso que adoptarán los países. El 2015 se espera que en la reunión mundial de París, las naciones fijen un acuerdo con compromisos para todos los firmantes, que entraría en vigor para el período posterior al 2020. Si desistiéramos de este compromiso, ¿qué costos tendría?
Chile históricamente se ha visto beneficiado por su participación en los mecanismos que los países han acordado para afrontar el tema del cambio climático en su conjunto. Como ejemplo: nuestro país ha sido siempre uno de los que más comercio de bonos de carbono ha realizado a nivel mundial, facilitando la entrada de tecnologías más limpias y eficientes al país, como son las energías renovables no convencionales (la eólica, por ejemplo). Otro ejemplo: después que Chile, en base a los acuerdos de Bali de 2007, decidió presentar su compromiso voluntario, ha recibido financiamiento de países desarrollados para preparar e implementar NAMA, que actualmente se encuentran vigentes. Si desistiéramos de este compromiso estaríamos negando un compromiso que el Estado de Chile ha hecho a nivel internacional frente a las Naciones Unidas. Si bien no existen sanciones concretas asociadas con esta infracción/abandono del compromiso, la credibilidad política del país a nivel internacional y en particular, frente a las Naciones Unidas, sería gravemente dañada. Esto significa que el rol de Chile en las negociaciones del nuevo acuerdo legalmente vinculante a 2015 se verá muy disminuido. Además, la capacidad del país de levantar nuevos recursos financieros para más iniciativas de cambio climático (tanto de mitigación como adaptación), desarrollo sostenible y hasta en el marco de otras convenciones de Naciones Unidas, se podría ver significativamente reducida. Fuente/ La Tercera |
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