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La actividad agropecuaria es la actividad productiva más antigua de la humanidad; este simple hecho implica que es el sector que ha experimentado el mayor número de políticas públicas.

domingo, abril 23, 2006

¿pareciera que las mujeres son mejores para trabajar que los hombres?

A propósito de un Artículo de Lucia Santa Cruz en elmercurio.com , Opinión, del día de hoy, he posteado lo siguiente:

¿SON MEJORES PARA TRABAJAR LAS MUJERES?:

Andrés Pérez de Marca Propia lleva 4 post insistiendo en que le gustan las mujeres. Esto es una muy breve síntesis de los diversos puntos en que las chicas destacan en el trabajo, procedente de diversos autores (Peters, Rosener, Gilligan, Pérez) en los post de  Andrés.

  • Les gustan las personas mientras que a los chicos les gustan las cosas. Comunican y se relacionan mejor. Se orientan más a los otros. Valoran las emociones y la confianza más. Mayor preocupación por los detalles.
  • Compiten menos y colaboran más. Delegan. Énfasis en la armonía y los acuerdos. Menos preocupación por la jerarquía.
  • Son más flexibles. Valoran la intuición más. Capacidad de improvisación. Mejores en entornos multitarea.

A las que yo añadiría cierto desparpajo en reclamar el sentido común en las formas de trabajar, que los varones parecemos incapacitados de poner en claro aunque nos muramos de ganasAhora pasamos a lo “políticamente incorrecto”. Y es que no estaría de más plantearse dos preguntas:

  1. ¿Por qué ocurre eso? Es decir ¿por qué somos diferentes hombres y mujeres en el trabajo?
  2. ¿Por qué no se alcanzan entonces ratios proporcionales al porcentaje de cada sexo en los puestos de alta dirección? (A lo que suele llamarse "techo de cristal")

1)    La primera pregunta suele responderse en base a los roles que la educación y la cultura define. Es lo políticamente correcto. Pero quisiera someter a vuestra consideración las conclusiones a las que llega otra teoría: la que parte de que la biología condiciona el temperamento y el comportamiento, que también estaría sometida a las leyes de Darwin.

Esta teoría no gusta porque la idea de estar predeterminado choca con nuestros ideales de libertad e igualdad, y porque sabemos del poder dañino de los estereotipos.

Pero lo cierto es que negarla sería hacer del ser humano una excepción entre los seres que se reproducen sexualmente. El sexo (no siempre femenino) que realiza una mayor “inversión” en el cuidado de la prole tiende a tomar menos riesgos y a una menor promiscuidad, forzando una selección sexual. El otro, que sufre la competencia de sus compañeros, tiende a ser más agresivo y tomar mayores riesgos para tener éxito en el cortejo. También tiende a demostrar su dominancia o ideoneidad desarrollando atributos como las cornamentas en los ciervos o construyendo nidos.

Así, los hombres tendemos a ser más competitivos y violentos desde pequeñitos, pese a los infinitos experimentos educativos que se han intentado para pulirnos. También estamos más dispuestos a hacer más sacrificios y correr más riesgos por el estatus. Lo pagamos viviendo menos y sufriendo y haciendo sufrir nuestra propia agresividad.

Esta teoría se combina con la suposición de que los roles en los humanos se desarrollaron en el larguísimo Pleistoceno, donde serían similares a los de las sociedades de cazadores-recolectores que hemos podido observar. (Como en el bestseller "Los hombres son de Marte y las
mujeres son de Venus
)
Se pretende que eso también explique otras habilidades especiales de las mujeres respecto a los hombres, como encontrar algo rápido en el frigorífico, imposible para la visión de tubo del cazador junglero. Y ahora que lo pienso, quizá también la pasión por el golf, recuerdo de expediciones atávicas, mientras las chicas se organizaban para hacer cosas útiles y variadas en la aldea. Y quizá, también a que la mayoría de los blogs los escribamos hombres, al menos en esta fase de despegue, cuando parece haber algo de estatus implícito en cada temática. Cuando se generalicen y sean la gran mayoría pura comunicación, adivino que serán más de las mujeres.

Así, las superiores habilidades comunicativas y sociales, y la menor rigidez en jerarquías y reglamentos se explicarían por una visión más colaborativa, que contrasta con la competencia y la tensión por adquirir el prestigio que facilite procrear a los hombres (dominando al resto o consiguiendo recursos materiales). Puntos que se pueden ganar siendo violento, pero también arriesgándose y esforzándose un extra.

2)    En cuanto a la segunda pregunta, es aún más delicada. Se supone que las organizaciones deberían premiar a quien más les aporta, y ubicar a las personas donde mejor desempeño general se consiga. Así podría pensarse que una diferencia está justificada porque en efecto los hombres, según la tendencia que marca la teoría anterior, reforzada por todo un armazón social construido sobre ella, tienden a dedicar más de ellos a la empresa porque en promedio les importa más el estatus y el premio material que a ellas. La mayor energía dedicada, la implicación, la capacidad de sacrificio y la toma personal de riesgos por la empresa que tienen (en promedio, repito) los hombre parece lógico que sean premiadas con mayor responsabilidad, y que tenga un efecto  estadístico en los porcentajes de directivos varones.

Pero atentos a que digo “una diferencia” y no “esa diferencia”. Ya que una parte importante de esa diferencia opino que tenderá recortarse ya que no está realmente justificada:

  • Hay una parte que se debe a prejuicios. Por cultura tradicional de empresa ante una decisión de selección se presupone la actitud actual o futura de determinada mujer, en lugar de compararla adecuadamente. Hay que recordar que la biología marca tendencias que se reflejan en las estadísticas, pero no determinan necesariamente a una persona.
  • Existen además directivos varones que han llegado a serlo porque se valoran características “masculinas” que creo que no hacen bien a la empresa, y menos en los tiempos que vivimos/viviremos. La tendencia a tomar riesgos excesivos, el obsesivo apego al estatus, las jerarquías y a coartar la iniciativa, valorar la agresividad como si fuera carisma o asertividad… Es curioso que se haya demostrado una gran proporción de altos directivos son en efecto, “altos” ¿algún recuerdo atávico de grandes machos dominantes?
  • Hay otra parte que se debe a una injusticia estructural:  los puestos premian excesivamente las diferencias de expectativa de responsabilidad y aportación de cada puesto, más allá de que tenga en parte sentido para crear sensación de carrera y motivar al respeto y al esfuerzo adicional. Además tiende a medirse de la forma más fácil y en la que más ventaja tienen los hombres: horas (y a veces el servilismo). Esto es en general injusto, pero más para las mujeres. El caso más representativo, criticado por su poder desmotivador por el mismo Drucker, es lo desproporcionado del salario de muchos CEO.
  • En efecto, las empresas tienen jerarquitis. Pero quizá haya que revisar no ya la selección o el premio de cada puesto, sino el propio sistema. Hay que recordar que en las grandes organizaciones está copiado de otras organizaciones históricamente masculinas como el Ejército, la Iglesia o cuerpos del Estado. Quizá deban buscarse esquemas donde la responsabilidad no implique necesariamente menor vida personal, se premien también otros valores, y no se perdonen algunos vicios.

De hecho, puede que de tanto recortar resulte... que la tendencia promedio a aportar mayor dedicación a la empresa no justifique ya un mayor número relativo de varones en la dirección, porque los valores que aportan las mujeres valgan más que la abnegación extra de los hombres a la que se resten sus/nuestros inconvenientes… Puede incluso justificar "un nuevo orden". Comentaba antes que la empresa debe valorar lo que la hace mejor y diferente, y ahí cada vez cuentan más esos valores hoy casi no reconocidos en la empresa y que dominan (estadísticamente) mejor las mujeres. Y es que el futuro va de eso.

Son mejores para trabajar las mujeres: saludos Rodrigo González Fernández, consultajuridica.blogspot.com

 

 

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