Viñas Errázuriz, tras más copas latinasPor: Hernán Guerra, el jueves, 23 de junio de 2011 |
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| Los latinoamericanos están cada vez más inquietos por el consumo de vino. En la región, la ingesta per cápita se ha duplicado en los últimos diez años aunque se mantiene muy distante de los niveles de países que por tradición han sido altamente demandantes de esta bebida, como los europeos, los estadounidenses y la población de Argentina y Chile. Sin embargo, es precisamente esa exigencia por la calidad de un vino y el despertar del gusto por la comida ancestral, lo que ha motivado el interés de viñedos chilenos como Errázuriz, de lograr un mejor posicionamiento en cada uno de los países del área. El gran objetivo, en el corto plazo, es alcanzar como mínimo un 4% de participación en este nicho premium y equipararse a la presencia que tiene esta compañía en Chile, su país de origen. Los números no mienten. Entre el 2003 y el 2009, en Latinoamérica el consumo promedio anual per cápita ha subido el 100%, al pasar de 0,5 litros a un litro, aunque es un nivel muy bajo si se compara con los 60 litros que en promedio consumen los franceses, los 45 de los españoles e italianos o los 16 de los chilenos. "Pero lo interesante es que tenemos un incremento muy importante del consumo y por eso vamos a trabajar mucho para posicionarnos mejor en la región", afirmó Klaus Schroeder, gerente general de exportaciones para Latinoamérica y el Caribe de Viña Errázuriz, en su reciente visita a Guatemala. Ese boom en el mercado del vino en Centroamérica y en el resto de Latinoamérica tiene una causa común: en muchos países se ha rescatado la gastronomía ancestral, como ocurre en Perú, Ecuador, México y Centroamérica, explicó Schroeder. Ese retorno al buen comer ha motivado a los latinoamericanos a adentrarse más en el conocimiento y consumo de vino, pues más que una bebida alcohólica, es un acompañante perfecto para un buen platillo. "Es una fuente de placer y eso es lo que hemos visto en los últimos diez años", describió el experto. Además, ese potencial que Schroeder ve en esta región se ha originado porque la mayoría de los consumidores iniciaron su experiencia con los vinos producidos en Chile y Argentina, países que han logrado reconocimiento mundial desde hace décadas. Ahora el mercado del área ya reconoce qué es un buen vino, factor importante para ampliar el mercado de estos productos. Centenario El grupo Errázuriz tiene más de cien años de historia en la industria de vino a escala mundial. Fue fundado por Maximiano Errázuriz en 1870, en el valle de Aconcagua, 100 km al norte de Santiago. Sin embargo, no es sino hasta ahora que este conglomerado familiar hace una propuesta más enérgica por Latinoamérica. Schroeder explicó que la firma se había enfocado en países históricamente más consumidores y demandantes de vino. Pero como dice el refrán, "más vale tarde que nunca", esta viña cree que es el momento oportuno para asumir un papel más protagónico en el área, debido no solo al aumento del consumo anual sino también porque este mercado se acostumbró, desde un inicio, a tomar vinos premium. Schroeder comentó que desde sus inicios, Errázuriz ha tenido como sus grandes mercados a Inglaterra, Alemania, Suiza, Japón, Corea, Singapur, Vietnam, Estados Unidos, Canadá y más recientemente, a China. "Pero ahora estamos haciendo un trabajo fuerte en esta región para mostrar ese liderazgo que tenemos a nivel mundial", relató el gerente de exportaciones de esta viña chilena. "Vamos un poquito rezagados pero nuestro esfuerzo está puesto en hacer todo el trabajo para reproducir el éxito y reconocimiento que hemos tenido, fantástico, en otras regiones", reiteró. Alianzas, tendencias y mercadeo Por ser vinos para un segmento premium, la compañía chilena tiene una estrategia de mercadeo ligada al consumidor y a sus distribuidores. En cada país organiza degustaciones con sus principales aliados y clientes, los cuales, a su juicio, le han dado excelentes resultados de posicionamiento y prestigio. Uno de esos eventos que Schroeder no olvida y que han confirmado la calidad de sus productos es la cata a ciegas realizada en el 2004 en Berlín (Alemania). En esa oportunidad se juntaron 70 catadores europeos y un considerable número de compradores de las cadenas distribuidoras. Fueron servidas 18 copas y los ganadores fueron tres vinos de Errázuriz: Seña, Chadwick y Don Maximiliano. "Estos fueron los más votados frente a los grandes vinos franceses que podían costar en ese tiempo entre US$800 y US$900 cada botella", mientras que los nuestros US$80, destacó. También el año pasado, Viña Errázuriz ganó el premio especial "Contribución a la Industria", durante la sexta edición de los Drink Business Awards, en Londres. El presidente del grupo, Eduardo Chadwick, fue reconocido por liderar el posicionamiento de Chile como país productor de vinos de clase mundial, siendo calificado como el "benchmark de calidad chileno". Por lo demás, el gerente de exportaciones de la viña explicó que no se puede cambiar el mercadeo. Reconocimientos como estos ayudan muchísimo más y cualquier otra forma de dar a conocer estas bebidas sería poco fructífera. Así lo ha hecho siempre y eso no cambia. Las que sí han cambiado son las tendencias del consumidor. Hace unas décadas este premiaba más aquellos vinos pesados, con mucha madera y alta carga alcohólica, robustos. En cambio, hoy el mercado demanda que los vinos sean más balanceados, con menos madera, afrutados, con menos alcohol y sin exceso de azúcar. En fin, el consumidor quiere vinos que sean más fáciles de tomar, más amigables al paladar y buenos acompañantes en las comidas, "que inviten a tomar la siguiente copa", explicó. Por lo pronto y hasta el 2010, Latinoamérica –incluyendo Chile, Brasil y México representa para Chile un 18% del negocio, pero para Errázuriz, solo equivale a un 6% de sus ventas. |
| Viñas Errázuriz, tras más copas latinas Por: Hernán Guerra, el jueves, 23 de junio de 2011 |
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| Los latinoamericanos están cada vez más inquietos por el consumo de vino. En la región, la ingesta per cápita se ha duplicado en los últimos diez años aunque se mantiene muy distante de los niveles de países que por tradición han sido altamente demandantes de esta bebida, como los europeos, los estadounidenses y la población de Argentina y Chile. Sin embargo, es precisamente esa exigencia por la calidad de un vino y el despertar del gusto por la comida ancestral, lo que ha motivado el interés de viñedos chilenos como Errázuriz, de lograr un mejor posicionamiento en cada uno de los países del área. El gran objetivo, en el corto plazo, es alcanzar como mínimo un 4% de participación en este nicho premium y equipararse a la presencia que tiene esta compañía en Chile, su país de origen. Los números no mienten. Entre el 2003 y el 2009, en Latinoamérica el consumo promedio anual per cápita ha subido el 100%, al pasar de 0,5 litros a un litro, aunque es un nivel muy bajo si se compara con los 60 litros que en promedio consumen los franceses, los 45 de los españoles e italianos o los 16 de los chilenos. "Pero lo interesante es que tenemos un incremento muy importante del consumo y por eso vamos a trabajar mucho para posicionarnos mejor en la región", afirmó Klaus Schroeder, gerente general de exportaciones para Latinoamérica y el Caribe de Viña Errázuriz, en su reciente visita a Guatemala. Ese boom en el mercado del vino en Centroamérica y en el resto de Latinoamérica tiene una causa común: en muchos países se ha rescatado la gastronomía ancestral, como ocurre en Perú, Ecuador, México y Centroamérica, explicó Schroeder. Ese retorno al buen comer ha motivado a los latinoamericanos a adentrarse más en el conocimiento y consumo de vino, pues más que una bebida alcohólica, es un acompañante perfecto para un buen platillo. "Es una fuente de placer y eso es lo que hemos visto en los últimos diez años", describió el experto. Además, ese potencial que Schroeder ve en esta región se ha originado porque la mayoría de los consumidores iniciaron su experiencia con los vinos producidos en Chile y Argentina, países que han logrado reconocimiento mundial desde hace décadas. Ahora el mercado del área ya reconoce qué es un buen vino, factor importante para ampliar el mercado de estos productos. Centenario El grupo Errázuriz tiene más de cien años de historia en la industria de vino a escala mundial. Fue fundado por Maximiano Errázuriz en 1870, en el valle de Aconcagua, 100 km al norte de Santiago. Sin embargo, no es sino hasta ahora que este conglomerado familiar hace una propuesta más enérgica por Latinoamérica. Schroeder explicó que la firma se había enfocado en países históricamente más consumidores y demandantes de vino. Pero como dice el refrán, "más vale tarde que nunca", esta viña cree que es el momento oportuno para asumir un papel más protagónico en el área, debido no solo al aumento del consumo anual sino también porque este mercado se acostumbró, desde un inicio, a tomar vinos premium. Schroeder comentó que desde sus inicios, Errázuriz ha tenido como sus grandes mercados a Inglaterra, Alemania, Suiza, Japón, Corea, Singapur, Vietnam, Estados Unidos, Canadá y más recientemente, a China. "Pero ahora estamos haciendo un trabajo fuerte en esta región para mostrar ese liderazgo que tenemos a nivel mundial", relató el gerente de exportaciones de esta viña chilena. "Vamos un poquito rezagados pero nuestro esfuerzo está puesto en hacer todo el trabajo para reproducir el éxito y reconocimiento que hemos tenido, fantástico, en otras regiones", reiteró. Alianzas, tendencias y mercadeo Por ser vinos para un segmento premium, la compañía chilena tiene una estrategia de mercadeo ligada al consumidor y a sus distribuidores. En cada país organiza degustaciones con sus principales aliados y clientes, los cuales, a su juicio, le han dado excelentes resultados de posicionamiento y prestigio. Uno de esos eventos que Schroeder no olvida y que han confirmado la calidad de sus productos es la cata a ciegas realizada en el 2004 en Berlín (Alemania). En esa oportunidad se juntaron 70 catadores europeos y un considerable número de compradores de las cadenas distribuidoras. Fueron servidas 18 copas y los ganadores fueron tres vinos de Errázuriz: Seña, Chadwick y Don Maximiliano. "Estos fueron los más votados frente a los grandes vinos franceses que podían costar en ese tiempo entre US$800 y US$900 cada botella", mientras que los nuestros US$80, destacó. También el año pasado, Viña Errázuriz ganó el premio especial "Contribución a la Industria", durante la sexta edición de los Drink Business Awards, en Londres. El presidente del grupo, Eduardo Chadwick, fue reconocido por liderar el posicionamiento de Chile como país productor de vinos de clase mundial, siendo calificado como el "benchmark de calidad chileno". Por lo demás, el gerente de exportaciones de la viña explicó que no se puede cambiar el mercadeo. Reconocimientos como estos ayudan muchísimo más y cualquier otra forma de dar a conocer estas bebidas sería poco fructífera. Así lo ha hecho siempre y eso no cambia. Las que sí han cambiado son las tendencias del consumidor. Hace unas décadas este premiaba más aquellos vinos pesados, con mucha madera y alta carga alcohólica, robustos. En cambio, hoy el mercado demanda que los vinos sean más balanceados, con menos madera, afrutados, con menos alcohol y sin exceso de azúcar. En fin, el consumidor quiere vinos que sean más fáciles de tomar, más amigables al paladar y buenos acompañantes en las comidas, "que inviten a tomar la siguiente copa", explicó. Por lo pronto y hasta el 2010, Latinoamérica –incluyendo Chile, Brasil y México representa para Chile un 18% del negocio, pero para Errázuriz, solo equivale a un 6% de sus ventas. |
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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